jueves, 28 de febrero de 2013

EL ESTRÉS FAVORECE LA HIPERACUSIA EN MUJERES CON ALTOS NIVELES DE CANSANCIO EMOCIONAL

 
 
 
Según un estudio publicado en la revistaPLoS One, las mujeres son mucho más sensibles a los sonidos cuando están estresadas. Cuando se padecehiperacusia, algunos sonidos normales, como el traqueteo de los cubiertos o el sonido del motor de un automóvil, pueden parecer ensordecedores. Para llevar a cabo el estudio, los investigadores expusieron a 208 mujeres y 140 varones,de 23-71 años, con niveles de cansancio emocional bajos, medianos o altos, a cinco minutos de estrés físico, mental y social. El estrés físico consistió en hacer que los participantes pusieran la mano en hielo. También se sometieron a una prueba de estrés mental y se les observó en una situación social estresante. Aunque ninguno de los grupos tenía una sensibilidad al sonido distinta antes de la exposición al estrés, el estudio reveló que las mujeres con un nivel alto de cansancio emocional eran mucho más sensibles a los sonidos tras exponerse al estrés que otras mujeres que no estaban agotadas. Incluso las conversaciones normales eran demasiado ruidosas para algunas de estas mujeres En contraste, los participantes con unos niveles bajos de agotamiento en realidad eran menos sensibles al sonido tras exponerse al estrés.
Fuente: PloS One 2013 by Hasson D, Theorell T, Bergquist J, Canlon, publicado en Healhday por Neurologia.com 27 febrero2013

miércoles, 20 de febrero de 2013

La intervención precoz entre usuarios de drogas inyectables podría ser vital para frenar la propagación del VHC

Se calcula que cada usuario de drogas inyectables (UDI) que adquiere la hepatitis C puede transmitir el virus aproximadamente a otras 20 personas, y se estima que la mitad de estas transmisiones se producen en los primeros dos años de la infección, de acuerdo con las conclusiones de un estudio recién publicado en la revista PLoS Computational Biology.
El trabajo, dirigido por un equipo de investigadores de la Universidad de Oxford (Reino Unido), sugiere que el diagnóstico temprano y el tratamiento de la hepatitis C de los usuarios de drogas inyectables permitiría evitar muchos casos posteriores de transmisión del virus.
La Organización Mundial de la Salud ha calificado la hepatitis C como uno de los principales problemas de salud pública. Se cree que en el mundo viven unos 180 millones de personas con esta infección, pero la mayor parte de ellas no sabe que tiene el virus y permanece sin recibir un diagnóstico durante más de diez años.
Las estadísticas revelan que, al cabo de 20 años sin tratar, el 20% de las personas infectadas desarrollan cáncer o una cicatrización grave del hígado (denominada cirrosis), momento en el que la única alternativa es realizar un trasplante hepático.
Desde que, tras el descubrimiento del virus de la hepatitis C (VHC) en 1989, se introdujeron los mecanismos para analizar la sangre de las transfusiones, la principal vía de transmisión de la hepatitis C es la práctica poco segura en el consumo de drogas inyectables.

A menudo, el hecho de determinar 'quién ha infectado a quién' resulta relativamente sencillo en el caso de enfermedades de propagación rápida (como es el caso de la gripe), pero cuando se trata de afecciones de propagación lenta (como la hepatitis C o el VIH, por ejemplo), en donde los casos de transmisión se distribuyen a lo largo de meses o incluso años, dicha tarea es extremadamente difícil.
El nuevo método -desarrollado por un equipo procedente de la Universidad de Oxford, la Universidad de Atenas y el Imperial College de Londres- combina cifras estadísticas procedentes de la vigilancia epidemiológica con datos moleculares para intentar describir en detalle, por primera vez, el modo en que la hepatitis C se propaga en una población. El equipo utilizó un modelo matemático para determinar la varianza de la infección secundaria y el tiempo transcurrido hasta el momento de producirse dicha infección.
Para el estudio se usaron datos de cuatro epidemias de hepatitis C en Grecia, utilizando información procedente de 943 pacientes que estaban en estudios de tratamiento entre 1995 y 2000, junto con cien secuencias genéticas representativas de la epidemia a partir de muestras de plasma congeladas recogidas entre los años 1996 y 2006.
Los autores del estudio consideran que sus resultados demuestran que la propagación de la hepatitis C está impulsada, en gran medida, por la población de UDI que se encuentra en las primeras etapas de su infección. Asimismo, esperan que esta información pueda servir para apoyar la ampliación de los servicios de diagnóstico precoz y tratamiento antiviral entre la población de usuarios de drogas.
Fuente: ScienceDaily.
Publicado por Grupo de Trabajo sobre Tratamientos del VIH

lunes, 11 de febrero de 2013

Los tranquilizantes con alcohol intoxican el cerebro

Incremento de accidentes y otras consecuencias negativas por la suma de ambas sustancias
Los últimos datos epidemiológicos sobre el consumo de drogas, publicados por el Ministerio de Sanidad, destacan que aumenta el consumo de tranquilizantes y se confirma el elevado número de personas que hacen “atracones” de bebida. Las principales conclusiones son que desciende el consumo de tabaco y drogas ilegales y que, para la mayoría de las drogas ilegales, las cifras de consumo son mínimas. Sin embargo se produce un alarmante incremento del consumo de pastillas tranquilizantes y para dormir, y se confirma otro alarmante dato, que ya se evidenció en la anterior Encuesta Domiciliaria, que es la elevada proporción de hombres que hacen “atracones” de bebida".
Ante esta situación, el Dr. Josep Guardia Serecigni, miembro de la Junta de la sociedad científica SOCIDROGALCOHOL, indica "puesto que la mayoría de personas que toman estos tranquilizantes, toman además bebidas alcohólicas, se suma del efecto de ambas sustancias, produciendo un mayor impacto de intoxicación sobre el cerebro. Por tanto, estas personas tienen un mayor riesgo de accidentes, caídas, lesiones, conflictos con los demás, alteraciones del comportamiento y sobredosis".

Los “atracones” de bebida son un patrón de consumo de riesgo de alcohol que consiste en ingerir una gran cantidad de alcohol en poco rato (5 o más consumiciones para un hombre, 4 o más para una mujer, en 2 horas).
"Esta manera de beber, indica el Dr. Guardia, produce una elevada concentración de alcohol en todo el organismo y por tanto también en el cerebro. El efecto de una gran cantidad de alcohol sobre el cerebro es un estado de intoxicación alcohólica aguda, que se manifiesta en forma de una “borrachera” que puede ser más o menos intensa, pero que aumenta claramente el riesgo de accidentes (de tráfico, laborales y domésticos), caídas, lesiones, conflictos interpersonales, discusiones, peleas, agresiones y otros incidentes, causados por la persona intoxicada, pero que con frecuencia victimizan a terceras personas y sobretodo a las personas que conviven con la persona intoxicada."

Entre los datos más relevantes de la Encuesta Domiciliaria elaborada por el Plan nacional sobre Drogas destacan:
  • En España, un 40% de los hombres y un 20% de las mujeres, entre 15 y 34 años de edad, se han emborrachado alguna vez, en los últimos 12 meses.
  • Entre un 20% y un 35% de hombres, entre 15 y 44 años de edad, hacen “atracones” de bebida (tomar 5 consumiciones de contenido alcohólico en 2 horas).
  • Aumenta el consumo de tranquilizantes, que es más elevado en mujeres, sobretodo en las mujeres mayores de 45 años (21%) y de 55 años (27%).

  • La mayoría de personas que consumen drogas o medicamentos tranquilizantes consumen también alcohol, un patrón de consumo de riesgo o poliabuso de ambas sustancias.
  • Los ciudadanos conocen algunos riesgos del consumo de drogas ilegales y también del tabaco, pero desconocen los riesgos que asume una persona que hace “atracones” de bebida o que toma medicamentos tranquilizantes o que hace un poliabuso de alcohol y tranquilizantes.

Tanto las bebidas alcohólicas como los tranquilizantes producen un efecto inmediato de enlentecimiento del cerebro y, por tanto, interfieren en el buen funcionamiento del cerebro. Algunas personas que sufren ansiedad o insomnio pueden recurrir a beber alcohol o a tomar medicamentos tranquilizantes o para dormir. Sin embargo, unas horas después de haber bebido (alcohol) o de haber tomado un tranquilizante (o pastilla para dormir) suele producirse un efecto de “rebote” de los síntomas de ansiedad o de insomnio, es decir que reaparece el mismo síntoma pero con una mayor intensidad que antes, lo cual le puede introducir en una espiral de agravamiento progresivo de su trastorno de ansiedad o del sueño.
Las benzodiazepinas, (que son el grupo de tranquilizantes e hipnóticos más consumidos) pueden deteriorar la coordinación de movimientos y aumentar el riesgo de accidentes, caídas y lesiones, sobretodo en personas de edad avanzada. También pueden empeorar la respiración durante el sueño, deteriorar las capacidades de concentración, memoria y aprendizaje. Además, pueden producir un efecto de “tolerancia” que conduce a un incremento progresivo de las dosis, “rebote” cuando finaliza su efecto y, cuando el cerebro se adapta a su efecto continuado, pueden aparecer síntomas de abstinencia y dependencia.
Es decir que, para muchas personas, los tranquilizantes no resuelven su trastorno de ansiedad y/o del sueño y además pueden generar un nuevo problema de abuso, cuando su efecto se superpone al de las bebidas alcohólicas, y de dependencia, cuando el cerebro se adapta a la toma continuada de tranquilizantes, ya que puede desarrollar una adicción a estos medicamentos. Cuando la adicción se ha consolidado, es probable que el día que deje de tomar este medicamento presente unos síntomas de abstinencia característicos, que en los casos más graves pueden llegar hasta un ataque epiléptico o un estado confusional, con ideas persecutorias.
Finalmente si una persona toma bebidas alcohólicas y tranquilizantes o pastillas para dormir, puede llegar a sufrir una sobredosis de estas dos sustancias que, por la suma de sus efectos, pueden producir un gran enlentecimiento de todas las funciones del organismo, que en los casos más graves puede llegar a una parada del corazón y la respiración.
Por tanto, la persona que toma pastillas tranquilizantes o para dormir no debería tomar bebidas alcohólicas y la persona que ha tenido algún problema con las bebidas alcohólicas no debería tomar tranquilizantes, si no puede dejar de tomar bebidas alcohólicas.

Los síntomas de ansiedad o de insomnio, con frecuencia son la consecuencia de otros trastornos psiquiátricos o adictivos, los cuales requieren una evaluación diagnóstica especializada y un tratamiento específico, que debería ser prescrito u supervisado por un profesional especializado. Por ejemplo, si son consecuencia de un trastorno depresivo o de una dependencia del alcohol, sería la depresión o el alcoholismo lo que habría que resolver primero. De lo contrario, si se prescriben tranquilizantes o pastillas para dormir y no se trata la depresión o el alcoholismo, lo más probable es que los síntomas de ansiedad o insomnio no mejoren, y además, el consumo continuado de tranquilizantes puede generar un nuevo problema de dependencia, con el riesgo añadido de la sobredosis si la persona toma además bebidas alcohólicas.

Fuente:  Noticias SOCIDROGALCOHOL, Sociedad Científica Española de Estudios sobre el Alcohol, el Alcoholismo y las otras Toxicomanías.

Las drogas también matan el sexo

 
 
Mucho se ha investigado sobre cómo afectan las drogas y su consumo prolongado a diferentes facetas de nuestra salud física, mental y cognitiva, pero lo cierto es que éstas también repercuten en otra área importante de nuestra vida: la sexual. Y además, en ella, sus secuelas siguen estando presentes incluso años después de haberlas olvidado para siempre.
Así lo asegura un estudio publicado recientemente en la revista científica norteamericana 'Journal of Sexual Medicine' que revela que las drogas empeoran el funcionamiento sexual de los varones y sus efectos persisten incluso después de años de abstinencia, hecho que contradice otras investigaciones que mantenían que, a las tres semanas de abandonar el consumo, el funcionamiento sexual volvía espontáneamente a su nivel normal.

La heroína, la más perjudicial

Este estudio, elaborado por profesores de la Universidad de Granada (España) y Santo Tomás (Colombia), y con la participación de nueve instituciones de rehabilitación de drogodependientes (ACLAD, CAD de Arganzuela, CAD San Blas, Institut de Neuropsiquiatria i Addiccions del Parc de Salut Mar-Hospital del Mar, Fundación Noray-Proyecto Hombre Alicante, UMAD, Proxecto Home Galicia, Proyecto Hombre Granada y el "Cortijo Buenos Aires") evaluó el funcionamiento sexual de 905 varones, de los cuales 550 estaban diagnosticados de dependencia a seis tipos de consumo preferente: alcohol, cocaína, cocaína y alcohol, heroína, marihuana y speedball (heroína+cocaína) y resultó ser la heroína la sustancia que más afectaba a la función sexual.
"La heroína es la droga que parece verse relacionada con las mayores dificultades sexuales y el alcohol, la que más afecta a la capacidad eréctil", asegura a ELMUNDO.es Pablo Vallejo, profesor e investigador en la Universidad Santo Tomás de Colombia y uno de los autores principales del estudio. En cambio, mantiene el experto, no pasa con lo mismo con la marihuana. "Socialmente es una droga mejor considerada y además no tiene tanto impacto social como la heroína, parece ser la que menos está afectando a distintas áreas del funcionamiento sexual". Otra de las relevancias importantes es que el alcohol, en grandes cantidades, es la droga que más repercute en la capacidad eréctil.

Consecuencias

Pero la historia del consumo de drogas no es nueva en nuestra sociedad y quizá su comienzo date de mucho antes de lo que nos imaginamos. Explica el especialista que los primeros indicios del consumo de drogas como aderezante del sexo se remontan a la época del antiguo Egipto y del imperio Romano. Lo que ha cambiado, evidentemente, es el contexto, las sustancias y los lugares para su consumo porque actualmente las drogas se siguen utilizando "muy comúnmente" con fines sexuales.
Una investigación realizada en el año 2010 a más de 300 varones drogodependientes, por los mismos investigadores de este estudio, mostraba que casi el 70% afirmó haber consumido alguna vez drogas para mejorar el disfrute de sus relaciones sexuales y el 80% dijo haberlas tomado para obtener una relación sexual, es decir, para desinhibirse. En estos casos, la droga más consumida era la cocaína, seguida del alcohol.
Pero aún así, con estos datos en la mano y con la infinidad de estudios que han demostrado las consecuencias de las drogas en las áreas fisiológicas y psicológicas, éstas también tienen su efecto en las distintas fases de la función sexual: deseo, placer, excitación y orgasmo. Concretamente, tienen principalmente un efecto mayor en las fases del placer sexual y el orgasmo. "No sabemos por qué exactamente en esas, podría tener una explicación neurológica ya que son las dimensiones más relacionadas con el placer", explica.
Por otro lado, según reza el estudio, el placer sexual es el más perjudicado en los consumidores de 'speedball', seguido de cerca por los consumidores de cocaína. Por su parte, el orgasmo se ve más afectado por los consumidores de heroína seguidos -al mismo nivel- por los que prefieren de cocaína, alcohol y 'speedball'.
La fase del deseo es el área del funcionamiento sexual menos perjudicada, incluso los consumidores de cocaína tienen un deseo sexual muy elevado en fases agudas de consumo. Pero "no sabemos si realmente es deseo sexual elevado o deseo sexual hiperactivo, lo cual no es positivo, matiza. Y finalmente, el alcohol en grandes cantidades, como hemos nombrado anteriormente, es el que más afecta a la capacidad eréctil.
En las mujeres las respuestas "podrían ser similares", asegura. Pero aún no se han hecho estudios ya que las muestras que sostienen los investigadores son muy pequeñas. "En España, solo un 10% de las personas que solicita ayuda a centros de drogodependencias son mujeres".

¿Por qué perduran sus efectos

El experto explica que la principal hipótesis que se baraja en la actualidad es que existe un daño biológico, que ha afectado al funcionamiento sexual durante el consumo de drogas y poco después de dejar de consumirlas (hasta dos semanas). El daño fisiológico desaparecerá pero, por el contrario, el problema psicológico permanece.
Parece ser por tanto, que se ha producido un condicionamiento. "Se ha acabado asociando, durante el periodo de consumo, práctica sexual a problemas sexuales", asegura. Por ello perdura incluso después de haberlas dejado. Esto es, acabamos asociando que cada vez que vamos a tener sexo este va a ser poco placentero, va a salir mal, o lo que sea para cada caso. "Porque así sucedía durante el consumo de drogas. Y al final, cuando el efecto de las drogas no está presente, el condicionamiento que se ha producido durante los años de consumo permanece. De tal forma que, en ausencia del efecto de las drogas, el sexo sigue siendo un problema. Es un condicionamiento como en el famoso caso del perro de Paulov".
Pero a pesar de ello, quiere matizar que esto no sucede así en el 100% de los casos, que no ocurre con todas las personas que han consumido drogas, "simplemente esto sucede de forma significativa más en los grupos consumidores que en los no consumidores".

Implicaciones del estudio

Vallejo enumera una serie de implicaciones que puede traer la realización de este estudio para un futuro, y asimismo de otros que se hagan después. La primera es que puede tener un papel importante en el tratamiento de pacientes drogodependientes, ya que puede ser la "excusa" para tratar el problema del consumo en pacientes que no lo ven como un problema en sí mismo, pero sí debido a su relación con la pérdida sexual. Así como una motivación para dejar el consumo. Una vez en consulta, señala, la sensibilización podría ser mucho más sencilla.
Otra de las implicaciones influye al papel de las recaídas. Esto es, según explica el experto, hay que tener en cuenta la adicción como una enfermedad crónica, donde nunca podríamos descartar una posible recaída. Hay que tener en cuenta que las personas pasan por fases de "craving" (anhelo) que de alguna manera les impide recordar las cosas malas de las drogas.
Por último, otras de las implicaciones serían que podría ser un aspecto positivo para la prevención, poder jugar un papel relevante en la "victimización sexual" y además, poder modificar también algunas conductas de riesgo.
Fuente: El Mundo.es Salud 8 de enero 2013

martes, 5 de febrero de 2013

DA TU PRIMER PASO AHORA “CONFÍA EN TI MISMO”


DA TU PRIMER PASO AHORA “CONFÍA EN TI MISMO”

¿Quién no ha sentido miedo? El miedo es una reacción natural que nos permite afrontar amenazas o peligros. Al sentir ansiedad se experimentan una gran variedad de emociones como respuesta de escape o lucha.  Debemos tener en cuenta que la ansiedad nos ayuda a realizar actividades  más habilidosas, un nivel moderado nos permitirá trabajar mejor y de manera más eficaz.  “LA MEJOR MANERA DE SUPERAR ALGO ES ENFRENTARSE A ELLO”. DEBEMOS TRABAJAR NUESTRA CONFIANZA Y TENER PACIENCIA.
Sara Meca